Malcolm de Chazal
HISTORIA DEL DODO
Sentido Plástico
- La naturaleza es el más bello libro de imágenes, pero nos quedamos, ¡lástima!, en la portada. Para llegar a hojear este súper-álbum, habría que poder descortezar a la planta, a la flor y al fruto como quien pela una cebolla, o proceder como ante una orquesta, de la que saboreamos en detalle cada componente sin dejar de conservar la audición plena del conjunto. Así, para apreciar de lleno la belleza de la flor, habría que poder «saborear», de una en una, las estrías, los listados, las manchas de color, el tono, lo aterciopelado, los jaspeados elásticos, el brillo, las sombras y el dibujo; la carne y el espíritu; los símbolos, el vaso, el decorado; el escenario, las candilejas, las bambalinas; la orquestación de los colores y el acoplamiento de las formas; la arquitectura y el cuadro. Pero para llegar a mondar la flor, como una cebolla que pelamos, ¿no sería necesario, al menos, que el hombre haya sabido, de antemano, crearse planos en la mirada?
- Las flores tienen miradas de niño y boca de viejo; inocencia y sabiduría reunidas, polos de la vida que se tocan, círculo completo de lo divino.
- Toda flor es como la Gioconda: su mirada nos sigue a cualquier lugar desde donde la veamos.
- El idiota bala con la mirada.
- La boca es la estación de salida de la risa y el ojo es la terminal. Mucho después de que la boca se ha callado, el ojo ríe aún.
- El orgullo es un placer de la nuca. La vanidad es un placer del lomo.
- El oído es un espectador que aplaude con los ojos.
- Como un imán, el rojo atrae a los colores Que lo rodean, y desplaza las formas. Un vestido rojo se adapta mal a otros colores; si lo juntamos con ellos les dará un aire de cojera. Rosas rojas colocadas de un solo lado del ramo lo harán volcarse.
- En la prehistoria, el tiempo era una noción secundaria de la vida, pues el hombre, sobre-ocupado, vivía entonces enteramente en el presente. Con el hastío nació el reloj, y con el reloj creció el hastío. La ociosidad, que expulsó al hombre del presente, y que lo dejó desfasado de la vida, le confirió el sentido de un tiempo exterior a él, como alguien que en la orilla ve fluir a sus pies un arroyo. Desde entonces, de noción libre y móvil en nosotros mismos, el tiempo se escapó de nuestra alma y se convirtió en nuestro carcelero.
- El agua tiene voz de hombre en el arroyo y voz de mujer en el surtidor.
- El adulterio es para el hombre un excitante y para la mujer un calmante.
- El malva nos da frío en los ojos y calor en la espalda. El rojo nos da calor en los ojos y en la espalda frío. Si te resfrías con facilidad, evita el rojo; pero si ya te enfermaste, busca el malva.
- En la noche uno se perdona más fácilmente los tics del cuerpo, pero con más dificultad las manías del espíritu.
- La mirada indiferente es un perpetuo adiós.
- Los inteligentes tienen la risa rápida y la sonrisa lenta. Lentitud de la inteligencia vuelve la risa larga y la sonrisa corta.
- El color es el yunque del sol sobre el cual golpea una y otra vez con el martillo de sus rayos, segundo tras segundo, para forjar y re-forjar la forma,
- Cruz cristiana: barra transversal completamente acostada; barra longitudinal completamente erguida. Sueño y despertar; símbolos reunidos de la muerte y la resurrección.
- Los esnobs tosen con la nariz.
- La flor no sabe de días de la semana. Está siempre en traje de domingo.
- El azul se resfría en el azul verdoso y estornuda en el
- La perla parece «gotear » incesantemente en la cadena de oro que la retiene. Las perlas son las estalactitas del sol
- Las caderas son un condominio gobernado por el torso y las piernas pero que, de cualquier forma, sigue siendo anárquico. Las caderas son como la mujer: gobernada en la superficie, reina en la profundidad.
- El gusto es una casa de una sola habitación –la boca. El oído tiene el gabinete de la oreja; los ojos tienen el salón de la córnea y el olfato el largo hall de la nariz. Pero el menos favorecido es el tacto que, por su parte. vive sobre el lote baldío de la piel, como un vagabundo en la calle.
- El gris es el cenicero del sol.
- Los senos son un diminutivo de la cadera; la boca es un sexo en voz baja; los brazos son muslos más pequeños; la entrepierna es una axila más grande; y así indefinidamente en el cuerpo humano. El cuerpo humano es una sucesión infinita de sándwiches carnales, visto desde una infinidad de ángulos.
- La voluptuosidad es un parto recíproco entre dos tumbas carnal es en el desértico cementerio del espíritu.
- Voluptuosidad en el amor verdadero: se es unánime y unitariamente dos. Voluptuosidad en el vicio: se está solo y hay tres.
- En materia de seducción, el hombre es mejor estratega, pero la mujer es mucho mejor táctico.
- Los tacones altos hacen ascender la marcha de las piernas hacia las caderas y alzan las caderas hacia el busto, dándole a la mitad inferior del cuerpo de las mujeres un caminar de pájaro, pero imprimiendo al mismo tiempo a la parte superior el avance a tumbos de los paquidermos. Nada se mejora en el cuerpo humano sin que otra parte pague el precio.
- El animal subraya sus gritos con la cola. Si les quitáramos a las bestias su cola, vociferarían con más vehemencia, como un charlatán a quien le atamos las manos se sofoca al hablar.
- La alegría emana de todas las formas de las cosas y de todos los movimientos de la vida: del agua que juega con la orilla; del aire que vagabundea en los bosques; de la flor que ríe entre dos matorrales; del árbol que se estira al sol; y de las grandes aulagas que retozan en el es tanque. Pero allí por donde pasa la mano del hombre, todo se convierte en obligación y melancolía. Ya no hay libertad en los gestos del agua en un tubo; al aire de un motor le han puesto un cabestro; el arbusto recortado adquiere un aspecto sombrío y afectado; la flor en el vaso sonríe, pero ya no ríe. Colegiala gozosa en las bancas de la clase del sol, la naturaleza, donde el hombre la habita, está castigada.
- El Arte es la naturaleza acelerarla y Dios en cámara
- El fuego repite uno tras otro el ruido de las olas, el gluglú del arroyo, el silbido del aire, el ruido de regadera de la catarata, los balbuceos infantiles del surtidor. A medio camino entre el aire y el agua, el fuego toma, para expresarse, un poco de la voz de ambos.
- Los ojos iluminan el rostro y la boca lo amuebla.
- La mirada borda en la alegría, teje en la pena y cose en el hastío, como para remendar en la tela del tiempo las largas desgarraduras de los minutos aislados.
- El color no puede negarse a la luz, ni el objeto al espejo que lo refleja. Podemos taparnos los ojos y negarnos a ver a Dios, pero no podemos volverle la espalda.
- Los cinco dedos de la mano están bajo las órdenes directas de nuestros cinco sentidos y evolucionan como ellos. Ser duro de oído produce torpeza en el meñique. El estado de ceguera vuelve asmático al índice. El anular es indolente cuando la nariz está tapada. El cordial se despierta con el apetito, y la delicadeza del tacto se reconoce en la forma del pulgar.
- El brillo del sol sobre el agua fluye en el sentido de la corriente. Los reflejos de la luna en el arroyo lo remontan. La causa de esos movimientos inversos es que el sol, si lo miramos, parece venir hacia nosotros, como la mirada del hipnotizador cuando sus ojos nos observan; mientras que la luna largo tiempo contemplada parece querer alejarse y sumergirse más profundamente que nunca en el océano ilimitado del espacio.
- Las mujeres conversan más volublemente sentadas que de pie, y acostadas más que sentadas. Con los hombres sucede al contrario; la razón es que el espíritu, para expresarse, ama el movimiento, y el corazón el reposo.
- Todas las flores llevan vestido largo, salvo las silvestres, que lo usan hasta las rodillas, para corretear mejor por los prados.
- Las rosas de un mismo rosal son hermanas en la mata y primas hermanas en el jarrón, pues en éste, un poco de su alma común ha pasado al vaso, alejando su parentesco.
- El sufrimiento sólo engrandece a los grandes.
- El placer es un carrusel de ideas alrededor del eje de las sensaciones. Cuando más rápido es el carrusel más agudo es el placer.
- El criterio mismo de la inteligencia es la capacidad individual de definirla.
- El gato se ronronea a sí mismo para El gato es el único ser viviente que arrulla él mismo su sueño.
- Los dedos son las aceras del lacto y la palma es la calle. La sensación camina por los dedos y rueda por la palma, como peatones y
- La mujer, tenga o no razón, posee el arte de poner al hombre a la defensiva de palabras con ofensivas de silencio. La mujer posee el arte de callarse cuando tiene razón, mientras que en el mismo caso el hombre siempre habla.
- El claroscuro vuelve más misteriosos los cuerpos y la plena luz vuelve más enigmática la cara. En la noche nos dirigimos al cuerpo y a la cara en el día.
- Le rezamos a un Dios bastante más concreto cuando rezamos por nosotros, que cuando rezamos por los demás. El Dios real es nuestro El Dios de los otros es un Dios doctrinal. Si pudiéramos sentir al Dios de los otros como sentimos a nuestro propio Dios, no haría falta culto en común: la vida en sociedad sería una comunión perpetua y una misa permanente.
- La esencia misma del genio consiste en rozar la locura en cada instante sin caer en ella. La meta suprema de lo chic es bordear el ridículo constantemente, sin caer en él.
- La abeja que alivia a la flor de su jugo vuelve más suave su perfume. Mujer que amamanta purifica su aliento.
- Para convertirse en el invitado de honor en un salón, basta con poner cara de dueño de la casa.
- La mejor manera de ser escuchado en sociedad es hacer de cada individuo un auditorio entero, y del auditorio entero un solo individuo.
- Las alegrías delirantes convierten al cuerpo entero en un solo pulmón. En la exaltación de la felicidad, nos sentimos respirar desde la cabeza hasta los dedos de los pies.
- El hombre está dispuesto a creer en todo, mientras se lo digan con misterio. Quien quiere ser creído, debe hablar en voz baja.
- La mirada humana es un faro que navega.
- El error de todo gran artista es querer, a la larga, hacer de su arte una ciencia, cometer el gesto de Adán, quien no contento de gozar del Paraíso, quiso además conocer su mecanismo y encontrar su fórmula.
- Todos los miedosos tartamudean con la mirada.
- El niño jala del brazo de su niñera y ella lo deja hacer, pero lo lleva plácidamente a donde debe, Tirarnos de la vida, pero la vida nos conduce.
- Nuestras manos son antenas cuya palma y dedos son específicamente aparatos receptores y emisores. Cuando queremos saber hasta qué punto alguien nos ama, nuestras caricias se apoyan más en la palma que en los dedos; y cuando queremos comunicarle al otro nuestra pasión, hacemos lo inverso.
- El agua refleja, en movimiento y bajo los diversos juegos de la luz, todos los brillos metálicos conocidos y por descubrir, en una gama de formas infinita. El agua es orfebre, pero un orfebre que «orfebra» desde adentro.
- Podemos ver dos objetos al mismo tiempo, pero no dos rostros a la vez, pues el rostro humano es un todo, mientras Que cualquier objeto es sólo una parcela de un conjunto mayor. Sólo el rostro humano requiere toda nuestra mirada.
- Ladrar es para los perros una forma de parlotear. Para hablar «en serio», los perros gruñen.
- Nuestras manos son antenas. Si tienes miedo de que te ataquen por la espalda, o si quieres saber si te miran desde atrás, camina con las manos a la espalda. y reforzarás tu poder adivinatorio en esa dirección.
- La rosa es los dientes de leche del sol.
- El ojo tiene todos los movimientos del pez.